Puede que coincidas conmigo en que el boca a boca es uno de los medios publicitarios más efectivos que existen. Si un contacto proactivo te recomienda desinteresadamente un producto o un servicio, probablemente le hagas más caso que a un panel publicitario o a un anuncio en la tele. Por otro lado, cuando alguien habla magnánimamente de tu negocio, de tu persona o de la relación empresarial o profesional que ambos habéis tenido, sin ser parte o interesado, también estamos en el marco del boca a boca.
Evidentemente, ese boca a boca, al igual que te puede beneficiar, también te perjudica, siempre que la información, sea negativa o contraproducente. Lo que no estoy de acuerdo en catalogar de boca a boca, aquel inadecuadamente llamado marketing o acción publicitaria que se dirige a crear rumores, condicionar críticas…, y en síntesis, campañas dirigidas a colectivos influyentes específicos para que hablen bien, ya que lo que enmascaran son presuntas artimañas, maquinaciones… para crear corrientes de opinión favorables.
En mi pueblo, eso no es marketing ni hablar con boca prestada, es manipulación, pero los expertos en mercadotécnica lo siguen llamando marketing boca a boca. Desgraciadamente, con el avance cuantitativo de la blogosfera, aumenta el número de bloggers que, creándose previamente una decente reputación en una especialidad, sector o ámbito de actuación virtual, luego se venden al mejor postor por un plato de lentejas. ¿Cómo diferenciar la opinión sincera de la hipócrita o condicionada? Te dejo una instantánea, cazado in fraganti actuando de improvisado tapicero. Ayer tarde tocó cambiar la tela de los asientos de cuatro sillas. Que disfrutes de un reparador fin de semana.