El primer refresco que recuerdo fue una fanta, allá por los atardeceres de mi niñez. Me gustó. Mas tarde, me enteré que dicha bebida pertenecía a la todopoderosa The Coca-Cola Company, comercializadora de la soda más famosa del mundo y que, dicen, dispone del sistema de distribución comercial más avasallador de la Tierra. Leemos periódicamente en muchos medios que parece como si se aliaran hasta con el diablo, si hiciera falta, desde familiares de dictadores, hasta presuntos explotadores de trabajo infantil, por no hablar de los escuadrones, alianzas con rebeldes, etc. En síntesis, con relaciones presuntamente turbias.
En esta semana que hoy termina, he leído en la prensa que la compañía ha cedido ante el gobierno de Venezuela y retira de la venta Coca Cola Zero, no sin antes declarar “responsablemente” que la bebida en cuestión “no contiene componente alguno que pueda ser perjudicial para la salud", como sostiene el presidente Chávez. Desde este modesto sitio, trasladar a la multinacional que, partiendo del supuesto que sus productos son legales y no van en contra de la salud de los consumidores (es una obviedad, ya que en caso contrario, no existiría el negocio), lo que echo en falta en la marca es un poco de “ética global”. Por muy bueno que esté el jarabe, con toda esa mierda que se escucha, nuestro subconsciente se debe ir sensibilizando. Y no me digan que son campañas de desacreditación. Alguna habrá, no lo niego, pero cuando el río suena, agua lleva (imagen de lata de coca cola Zero; fuente: Wikipedia). Post actualizado.
En esta semana que hoy termina, he leído en la prensa que la compañía ha cedido ante el gobierno de Venezuela y retira de la venta Coca Cola Zero, no sin antes declarar “responsablemente” que la bebida en cuestión “no contiene componente alguno que pueda ser perjudicial para la salud", como sostiene el presidente Chávez. Desde este modesto sitio, trasladar a la multinacional que, partiendo del supuesto que sus productos son legales y no van en contra de la salud de los consumidores (es una obviedad, ya que en caso contrario, no existiría el negocio), lo que echo en falta en la marca es un poco de “ética global”. Por muy bueno que esté el jarabe, con toda esa mierda que se escucha, nuestro subconsciente se debe ir sensibilizando. Y no me digan que son campañas de desacreditación. Alguna habrá, no lo niego, pero cuando el río suena, agua lleva (imagen de lata de coca cola Zero; fuente: Wikipedia). Post actualizado.