Conocí una empresa de esas catalogadas como gacela. Echando un vistazo a sus datos financieros observé que, exceptuando la aportación de capital de sus socios, no disponía de ninguna otra financiación externa o de entidades financieras. No hizo falta preguntarle al gerente porque al leer su procedimiento productivo y comercial, fácilmente detecté cual era su fuente de financiación: los clientes.
Me he acordado de esa grata experiencia profesional cuando he hojeado el trabajo de John Mullins, “The Customer-Funded Business: Start, Finance, or Grow Your Company with Your Customers' Cash”, que traducido con mi inglés de los Montes de Málaga es algo así como “el cliente como financiador del negocio”. Obviamente, coincido con Mullis que si consigo suficientes clientes que me adelanten los importes de mis productos o servicios, no tendré que disponer de fuentes de financiación adicionales, ya sean de entidades financieras o de terceros o particulares (Fuente de la imagen: sxc.hu).