La reflexión del contacto Sergio, durante toda la tarde dejó
desorientadas las escasas neuronas que pueblan mi cerebro. Argumenta que si no se ayuda y dinamiza al
comerciante localista y pyme, poco a poco el pequeño comercio sucumbirá al
oligopolio de las grandes multinacionales de la distribución y comercialización
que, desde bambalinas y con la aquiescencia de los gobiernos de turno, ya sean
nacionales, regionales o locales, orquestan la destrucción de la sana
competencia propiciada por el "tenderismo" tradicional.
En el futuro, sufriremos las consecuencias vía precios
desorbitados y calidades asquerosas. Incluso, visiona una drástica reducción
del abanico de oferta ya que ¿Para qué variedad si el mercado es cautivo? El
máximo exponente de la concentración lo tenemos en los llamados cartel (o
cártel, formalmente prohibidos en muchos países pero presentes en casi todos
los sitios), que consisten en acuerdos formales o discrecionales entre empresas
de un mismo sector o sectores afines (economías de escala incluidas), encaminados
a controlar desde la producción hasta la comercialización, pasando por la
distribución.
Creo que más que temer a la globalización, lo que realmente hay que vigilar
muy de cerca es la concentración, ya sea vía cártel, trust, conglomerado empresarial, holding, ... Esa es la madre del cordero. Basta escarbar un
poco en sectores como el eléctrico o el de la gasolina, para constatar que un
ambiente oligopolístico es nefasto para el consumidor, porque reitero que una vez eliminada
la competencia, los precios se dispararán y la oferta y la calidad disminuirán. Así que:
¿Concentración? No, gracias. Si puedes, recarga pilas en este fin de semana
(fuente de la imagen: sxc.hu).