Vendedor en la calle

Agradable sobremesa, en compañía de Carmen, Rosa, Lucía, Antonio, Rafael y Eladio, profesionales de la venta, siempre de un lado para otro, con prisas, con maletines, con agendas, procurando rentabilizar al máximo el recorrido. "Pechá" de reír se pegaron cuando les dije que recientemente tuve que realizar un informe acerca de la razonabilidad de imputaciones por gastos por desplazamientos y dietas en un proyecto determinado.

Para los buenos profesionales siempre será poco lo que cobran en concepto de gastos de viajes, porque además del tiempo que dedican en programar las rutas más óptimas, están los imprevistos, las horas intempestivas a las que retornan al hogar y, sobre todo, ese sacrificio impagable por estar todo el día en el asfalto, a la intemperie, sea calle o carretera.

El GPS tampoco creas que les ha beneficiado mucho, si bien en el centro urbano se nota un poco, en muchas ocasiones las calles no son accesibles a la circulación o, por el contrario se encuentran intransitables.  En cuanto a las dietas, unos lo llevan mejor que otros, pero por muy bien que se cuiden en la comida, no es lo mismo que comer en tu casa.

Del necesario deporte periódico, un desastre. En fin. Una profesión, la de vendedor en la calle, que debido a la crisis y a Internet, se encuentra en plena reconversión, pero los servicios de un buen comercial siempre son bienvenidos y, creo, inmensurables e impagables (Fuente de la imagen: sxc.hu).