Después del examen de Derechos Fundamentales y su Protección
Jurisdiccional, quedé a tomar un café con Antonio en el centro comercial
Nervión Plaza, en la zona del estadio Ramón Sánchez Pizjuán, del Sevilla CF (Sevilla, España). Le
comenté que la respuesta a la pregunta sobre el derecho a la huelga la inicié haciendo mención
a la Primera Guerra Mundial (que por estas fechas se cumple el centenario de su inicio) y a
dos asuntos que prendieron mecha desde entonces: las armas químicas y el
derecho a la huelga (escuchado en un documental sobre el conflicto bélico). “Pechá”
de reír que se pegó a mi costa.
Ya en materia y con el sabor del buen “café con leche
en Nervión Plaza” (no he podido evitar la frase), nos centramos en lo que
Antonio cataloga de una realidad aplastante: ni las especialidades
universitarias en comercialización o marketing ni las escuelas de negocio te
preparan para la venta pura y dura. Estuve de acuerdo, porque lo he vivido en
propias carnes. En la Diplomatura en Empresariales elegí la especialidad
Comercial (Comercialización, Marketing, Ventas, …). En la facultad elegí
Dirección y Gestión, pero seguí asistiendo a seminarios, jornadas y cursos
sobre marketing y ventas, tanto en la pública como en la privada.
En fin. Mucha estrategia, mucha negociación, mucho mercado,
mucho mix, …pero hasta que no me topé con la “dura” calle y sufrir en propias
carnes los reiterados portazos de los potenciales clientes, no empecé a darme
cuenta del tiempo y el dinero invertido perdidos y de lo "no enseñado". Comenta Antonio que en aprender
a caminar comercialmente en la calle, sintiendo a los clientes, escuchando, dándote
cuenta de los fallos que rodean a los productos o servicios que comercializas,
ya sean de diseño del producto o de diseño de la estrategia de ventas, …, se encuentra la madre del cordero. A
partir de ahí podrás entender mejor al que te tiene y te debe comprar (si lo convences, claro), modulando
el programa comercial en base a sus versátiles, volubles e inconstantes impetraciones.