El enfoque clásico de la gestión empresarial sigue todavía de forma imperceptible y dañina en el subconsciente de muchas empresas y directivos, en las grandes corporaciones (por ejemplo, véase lo que pasa con la denigrante subcontratación de la producción en los países subdesarrollados) y en los innumerables pequeños negocios (por ejemplo, el ordeno y mando del jefecillo o empresario).
Cuando se escucha hablar de calidad, excelencia, responsabilidad social, reingeniería de procesos, etc., me da la impresión que en muchos casos el emisor está pensando sólo como ganar más dinero con esa actividad consultora, la Administración pensando que van a llamarla innovadora y los receptores en cómo seguir vendiendo la moto a los colaboradores para que sigan produciendo más.
En síntesis, la empresa sigue como sistema cerrado, con algunas variables conocidas previstas y un bloque continuamente actualizado de aspectos (ayer la psicología industrial, hoy la excelencia) que son utilizados de forma manipuladora a través de los principios universales, pero descafeinados, de la administración. En el año 1991, dentro del programa de doctorado Dirección Estratégica, de la Universidad de Málaga, elaboré un estudio titulado “Síntesis de las investigaciones de Henri Fayol sobre administración” que me sirve de antecedente para hablar de la reingeniería de procesos.
En su época (siglo XIX), Fayol y Taylor fueron unos iluminados en la gestión empresarial, representantes de la Teoría Clásica sobre la Administración. En el caso de Fayol, llegó un momento en que las investigaciones administrativas las realizó con fines puramente científicos. Su doctrina administrativa se va puliendo poco a poco hasta llegar a uno de los puntos culminantes con la publicación de la obra “Administración Industrial y General”. Sin embargo, Fayol no profundizó debidamente en los aspectos psicológicos, sociales, emocionales, etc., basándose su teoría sólo en los conceptos de orden, disposición, prescripción, reglas y normas, lo que todavía muchas empresas de hoy siguen a pié juntillas.
La abstracción y el formalismo que inundan a las ideas clásicas, que desgraciadamente se siguen utilizando en la actualidad, propician la superficialidad, la supersimplificación, la falta de realismo, falta de claridad y rigor científico. Por otro lado, el enfoque mecánico, lógico y determinístico de la empresa, hace que ésta sea dispuesta como una máquina, sin tener en cuenta otros valores del cuerpo social. Partiendo de la crítica al pensamiento fayoliano, cada vez más instituciones se dan cuenta que su fortaleza y vigor radica en la eficacia y la eficiencia de los procedimientos y actividades organizativas que desarrollan, planteándose cómo optimizar su organización y sortear lacras tales como actividades que no aportan valor, inexistencia de enfoques dirigidos al cliente, falta de visión del negocio, etc.
Aquí aparece la puesta en marcha de un rediseño de los procesos, lo que también se conoce como reingeniería de procesos y que podemos conceptuarla como el sumario de enfoques innovadores que va a zarandear y excitar los arquetipos organizativos actuales, propiciando creativa y revolucionariamente novedosas tácticas de ejecutar las acciones productivas, contribuyendo todo el conocimiento y las personas de la empresa. Los procesos se pueden definir como un ritmo perenne y gradual de funciones que acontecen de un modo preciso y que propician la consecución del objetivo para el que se han conceptualizado y programado. En Wikipedia se define un proceso como un conjunto de actividades o acciones interrelacionadas entre sí que, a partir de una o varias entradas de información, materiales o de salidas de otros procesos, dan lugar a una o varias salidas también de materiales (productos) o información con una valor añadido.
Por su parte, la reingeniería establece una regeneración y remodelación de las acciones, actividades y procesos de la organización, lo que conlleva reconfigurar los sistemas organizativos para así alcanzar crecimientos reveladores en razón de ganancia, rendimiento, período de ejecución, calidad; en definitiva, la consecución de atributos expertos, lo que también llamamos ventajas competitivas. Abstractamente, la reingeniería implica una variación de los arquetipos actuales de la empresa, regenerándolos en base a mejores metodologías y técnicas, eliminando los ancestrales conceptos de trabajo y reemplazándolos por revolucionarias ideas. Hablar de reingeniería de procesos es hablar de gestión óptima enfocada al cliente, posibilitando una reestructuración empresarial en toda regla, sensibilizando al cambio y a la consecución de distintos y mejores niveles de excelencia y calidad.
En su implantación se debe proceder a una identificación previa de todos los procesos de la organización, dibujando y ponderando un mapa de actividades, determinando los procesos operativos que son primordiales en la actividad empresarial, reingeniería de procesos propiamente dicha, prueba y error de las propuestas e implantación. Apostemos por una reingeniería de procesos RESPONSABLE y COMPROMETIDA. (Formato de texto mejorado con posterioridad. Fuente de la imagen: sxc.hu).