Mientras escuchaba a un especialista en protección de datos, llegué a la conclusión de que la acumulación de información ya no tiene por qué ser sinónimo de más poder, al menos en la gestión comercial. La práctica de guardar todo de, por ejemplo, nuestros clientes, en la creencia de que va a ayudar en la actividad promocional futura, empieza a perder fuelle, no ya por la cumplimentación de la normativa en materia de protección de datos, que no es poco, sino por el riesgo que conlleva. Pero ¿qué información mínima mantener? Para contestar, hay que realizar otra pregunta. ¿Qué es lo sustancial que necesito saber? Una vez que he establecido el mapa o matriz de criterios, cada cierto tiempo debo tabular los datos y confeccionar cuadros resúmenes que me permitan destruir la documentación fuente (imagen de gifmania.com).